Como algunos ya sabéis, siento una especial fascinación por India. De mi viaje a ese país volví cargada de fotos, pero los recuerdos que guardo con más cariño son los que llevo grabados en mi retina y en mi corazón. Siento que, de algún modo, se les ha pegado algo del aquí y del ahora, o más bien del allí y el entonces, y como un sombrero mágico de los que aparecen en los cuentos maravillosos, me permiten trasladarme en el espacio y en el tiempo, respirar de nuevo aquel instante. Cierro los ojos y, sencillamente, sucede. Noche, en Kerala, nueve de la noche. Apenas ...